La alegría de decirle SÍ a Dios
"Hágase en mí según tu palabra" (Lc.1,38)
La vida interior de nuestra alma crece cuando somos dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo que vive en nosotros.
El Espíritu Santo está convirtiendo constantemente nuestros corazones a la voluntad de Dios hasta que seamos uno con Él.
Pidámosle a Dios que podamos tener en nuestra vida personal la misma disponibilidad con que María aceptó su voluntad, que le permitió a ella cooperar con la gracia en cada momento de su vida, aunque no siempre entendió lo que Dios estaba haciendo en ella.
El Sí de María nos dio la Sagrada Eucaristía porque el cuerpo de Jesús se formó del Inmaculado Corazón de su madre, de cuya carne tomó Jesús la carne que nos da en el Santísimo Sacramento.
Jesús te llama hoy a estar con Él y desea mucho tu presencia.
La vida interior de nuestra alma crece cuando somos dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo que vive en nosotros.
El Espíritu Santo está convirtiendo constantemente nuestros corazones a la voluntad de Dios hasta que seamos uno con Él.
Pidámosle a Dios que podamos tener en nuestra vida personal la misma disponibilidad con que María aceptó su voluntad, que le permitió a ella cooperar con la gracia en cada momento de su vida, aunque no siempre entendió lo que Dios estaba haciendo en ella.
El Sí de María nos dio la Sagrada Eucaristía porque el cuerpo de Jesús se formó del Inmaculado Corazón de su madre, de cuya carne tomó Jesús la carne que nos da en el Santísimo Sacramento.
Jesús te llama hoy a estar con Él y desea mucho tu presencia.
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